septiembre 13, 2007

– La calle del muro y el aleteo de la mariposa

Posted in - Detalles curiosos en torno a la inversión, - Extracto del día a 5:24 am por Miguel Ángel Torres González

¿Sabe por qué la calle donde reside la bolsa más famosa del mundo se llama Wall Street?, y ¿Qué quiere decir eso de que el aleteo de una mariposa en Japón puede provocar un terremoto en el Caribe?:

Wall Street, que traducido quiere decir “calle del muro”, es donde está la bolsa neoyorquina. Esta estrecha calle del bajo Manhattan al este de Broadway y cuesta abajo del East River, es donde los colonos holandeses que fundaron la ciudad construyeron un muro para defenderse de la piratería del lucrativo comercio de pieles que existía en “Nueva Amsterdam” (esa ciudad fue de dominio holandés en el siglo XVII) antes de llamarse Nueva York. El muro fue derribado, pero el nombre de la calle rememora su existencia.

Los aleteos de las mariposas, tan suaves, pueden tener consecuencias impredecibles al otro lado del mundo, pues circula la teoría de que “el aleteo de una mariposa en Tokio puede producir en el futuro una tormenta en el Caribe” (Edward Lorenz, 1963).

Es el “efecto mariposa”, una teoría matemática elaborada para tratar de demostrar que cualquier elemento que forme parte de un sistema puede comportarse de forma que dé lugar a unas consecuencias impredecibles a primera vista, aunque sus componentes estén regidos por las clásicas leyes naturales. Describió esta teoría para considerarla en las predicciones metereológicas, y los inversores lo aplicamos para prevenirnos y no ser cogidos por sorpresa antes cambios en cualquier lugar del mundo que puedan hacer fluctuar el valor de los activos financieros.

(Extracto del libro de próxima publicación del autor de este blog)

septiembre 4, 2007

– Alcistas y bajistas. Bull y Bear. El ambiente bursátil.

Posted in - Detalles curiosos en torno a la inversión, - Extracto del día a 6:32 pm por Miguel Ángel Torres González

El sentimiento general del mercado se decanta unas veces hacia el optimismo, en que el sentir general de los inversores es alcista, y otras hacia el pesimismo, en que el ambiente se vuelve bajista y los inversores suelen permanecer al margen del mercado porque creen que las acciones bajarán. En Wall Street hablan de “bull” (toro) y de “bear” (oso) para referirse, respectivamente, al ambiente alcista y bajista. Conozca de dónde vienen estos curiosos términos:

En Wall Street llaman bull (toro) a los inversores alcistas (creen que el mercado subirá) y bear (oso) a los bajistas (los que creen que las acciones bajarán). Los inversores más ambiciosos, si creen que el mercado bajará, no se conforman con vender sus acciones, y tratan de beneficiarse de la situación operando “a crédito”. Operar a crédito es un producto de ingeniería financiera que permite vender a crédito acciones que no se tienen, con pacto de recompra posterior; si las acciones efectivamente bajan, es un buen negocio, y viene a cuento del dicho popular que habla de “vender la piel del oso antes de cazarlo”. En España decimos que un inversor “se pone corto” cuando opera de esa manera.

El toro, “bull” en inglés, representa a los inversores alcistas. El toro embiste de abajo hacia arriba, levantando así a su presa; es lo que desean los alcistas que compran acciones, que suban con la misma fuerza y velocidad que el desdichado que sufre la embestida.

Y saben lo que ocurre cuando predomina claramente un ambiente sobre el otro?

Si ganan los “Bulls”, los alcistas, la bolsa tiene más probabilidades de bajar, ya que si la mayoría de inversores cree que la bolsa va a subir, estarán invertidos, hasta que haya tanto tanto optimismo que todos estén comprados (se dice estar comprado o estar invertido cuando uno tiene su dinero invertido); si ya todos son optimistas y están comprados, …. nadie más comprará por muy contentos y optimistas que estén los inversores. A partir de ese momento, toca bajar.

Si el ambiente es pesimista, ganan los “Bears”, con lo que tendrán su dinero en liquidez pensando comprar más barato cuando la bolsa baje. Pero si todo el mundo está en liquidez y sólo los largoplacistas están invertidos, esos no van a vender. Y la bolsa acabará subiendo.

Nada es lo que parece … pero los profesionales, que lo saben, suelen operar a la contra del optimismo y del pesimismo. El límite lo fijan el el 75%:

– Si más del 75% son optimistas: toca vender.
– Entre 25% y 75%: ambiente neutro. Este parámetro no nos sirve como señal para operar.
– Si más del 75% son pesimistas: a comprar a saco antes de que se acaben las acciones.

(Extracto del libro de próxima publicación del autor del blog)

junio 17, 2007

– La minifalda y la bolsa.

Posted in - Detalles curiosos en torno a la inversión, - Extracto del día a 8:07 am por Miguel Ángel Torres González

Entre los inversores bursátiles abundan los chascarrillos acerca de si la minifalda indica periodo de bonanza para la bolsa, o que es mejor comprar en semanas de luna nueva (parece ser que en luna llena el ánimo está por otros menesteres). Algunos psicólogos dicen que como el sol nos vuelve más optimistas, es más probable que la bolsa suba en mañanas soleadas que en las lluviosas. Para los americanos el año electoral suele ofrecer garantías de subidas también, así como los años que acaban en cinco. El horóscopo también dicta el estilo de inversión, de forma que si usted es Sagitario tenderá a inversiones a largo plazo.

Casi todo el mundo tendrá algo que objetar a alguno de estos dichos, y desde luego que yo me inclino por relaciones casuales más que causales entre estos avatares y la evolución de las cotizaciones. Por ejemplo, lo del año electoral se cumplió escrupulosamente durante 20 años, … hasta el año 2000, en el que las elecciones americanas coincidieron con el pinchazo de la burbuja de los valores tecnológicos. Lo del sol, en fin, que se lleva mal con el “Sell in may and go away” que aconseja vender en mayo y reinvertir en octubre (América también es hemisferio norte, por lo que entre mayo y octubre habrá estadísticamente más días soleados que de octubre a mayo). El horóscopo, en mi caso, ha acertado; mire a ver en el suyo, no sea que ande como alma en pena invirtiendo con un estilo que no le va a su subconsciente, y por eso tiene insomnio, …

Pero en otros casos la relación puede ser no sólo casual, teniendo algo de relación causa-efecto. Durante el año electoral, los gobiernos resaltarán las bondades de su gestión y harán lo posible por garantizar la reelección bajando los impuestos (si pueden) e incitando al consumo, y desde luego postponiendo decisiones dolorosas e impopulares. El caso de la minifalda es aún más interesante, y parece denotar los atavismos más ancestrales que están grabados en nuestros genes y que la civilización no ha conseguido eliminar.

Todos hemos leído en algún sitio que cuando se impone la minifalda es casi seguro que la bolsa será alcista. La explicación que hemos recibido es que esa moda refleja optimismo, y bla, bla, bla, …

Y puede que no le falte razón a quién haya documentado esta relación, que en todo caso será una relación casual por coincidir el optimismo económico con una predisposición general a lucir atributos físicos. Es decir, que la bolsa no sube porque los brokers se emocionen al ver muslamen, sino que la exquisita sensibilidad de los diseñadores que marcan tendencia, que diseñan la moda casi un año antes de que esté en la calle, ya predicen el estado de ánimo de la sociedad para el año siguiente.

Si la bolsa cotiza expectativas, deberíamos entonces estar pendientes no de la moda de la calle, sino de los desfiles que medio año antes anuncian las modas venideras, para no llegar tarde con nuestro dinero al supermercado de la bolsa, y comprar cuando la alegría es tan desbordante porque todo el mundo sabe lo de la minifalda que los más listos son los que ya están distribuyendo las acciones que uno compra cegado por la minifalda.

Para los que esta teoría les siga resultando absurda, hay una explicación antropológica, de interpretación machista pero sobre todo cruel, que dice que las tribus antiguas (nadie se atreve a señalar una concreta), en épocas de hambruna llegaban hasta a matar a las mujeres para que no procrearan, y que cuando menos las dejaban a buen recaudo para que no lucieran encantos ni provocaran al personal. Por contra, en tiempos de abundancia se hacían resaltar sus atributos femeninos, para encelar al macho y repoblar la tribu que había quedado diezmada tras el achuchón anterior.

¿La minifalda del siglo XX era la forma refinada de dar a entender lo mismo? ¿Tapar la mujer hasta los tobillos es capaz de reducir la líbido hasta el punto de reducir la natalidad? ¿Se trata de una influencia ancestral inconsciente también en los diseñadores, o éstos son tan avispados que se informan de las expectativas económicas y si pintan oros diseñan moda más atrevida que si pintan bastos? ¿Qué opinan en los países árabes en los que la minifalda nunca se ha impuesto?

Sobrecoge la lógica de esto si uno se lo cree, y sobre todo la reiteración de los ciclos económicos desde que el génesis los describió al principio de los tiempos y para el que todas las culturas tienen su explicación.

Por cierto, desconozco si esta primavera se lleva la minifalda, pero es que la climatología madrileña no da tregua y, de llevarse, no ha sido aún posible lucirla. A ver si escampa …

May 10, 2007

– Nueva York, la «Bolsa» por excelencia

Posted in - Detalles curiosos en torno a la inversión a 5:25 am por Miguel Ángel Torres González

La bolsa de New York es, en principio, una institución financiera. No obstante, y con el paso de las décadas, se ha convertido en uno de los símbolos turísticos más importantes de la ciudad.

Durante años, hemos oído como noticias e informativos de todo el mundo hablaban de los valores de la bolsa neoyorquina y de como el parquet de los valores y las acciones fluctuaba y decidía, día a día el rumbo financiero del planeta. Lo cierto es que después de los atentados del 11 de septiembre ya no está permitido entrar en su interior. Con anterioridad a esta fecha era posible observar el intrigante y agitado mundo de los brokers financieros. Ahora en cambio, decenas de vallas y vigilantes, actúan como filtro para que no entre ninguna persona no autorizada. No en vano, allí se concentran muchas de las grandes fortunas de la ciudad además de los mas importantes valores financieros. Es la meca de muchas empresas de todo el mundo, hasta el punto de que cualquier valor que este activo en este mercado adquiere prestigio internacional.

El New York Stock Exchange, su nombre en inglés, salto a la fama por primera vez para el gran público el 29 de octubre del 1929 fecha en la que se desplomaron los valores de la bolsa de Nueva York, originando la mayor crisis de toda su historia, era el crack del 29 , el famoso «lunes negro«, y el mundo se estremecía ante el gigante económico. Su interior es uno de los mas lujosos equipados con todo tipo de servicios, hay desde un restaurante hasta un pequeño hospital para atender a posibles emergencias.

El edificio es por sí todo un espectáculo el edificio está situado en la esquina de 5th Street con Broadway en el sur de Manhattan. Fue construido y diseñado con un estilo clásico y elegante, algunos críticos incluso afirman su aire griego e imperial pues 6 grandes y anchas columnas aparentan la fuerza y el poder de todo lo que allí se decide. Toda la zona del Wall Street actúa como corazón financiero de la ciudad y en toda el área hay mucha arquitectura clásica y rascacielos rodeados finalmente por el mar, que le confiere la particularidad del skyline neoyorquino.

Abogados, brockers, economistas, financieros encorbatados.. recorren Wall Street creando el ambiente mas genuinamente americano y típico de la ciudad de los rascacielos. Las operaciones de la bolsa, tienen lugar entre las 9 y las 15h, los brokers compran y venden para clientes de todo el mundo actuando como un gran centro de comunicaciones. Cada día que pasa se crean y descrean millonarios.

May 9, 2007

– El origen de la Bolsa

Posted in - Detalles curiosos en torno a la inversión a 5:47 am por Miguel Ángel Torres González

El origen de la bolsa como institución data del final del siglo XV en las ferias medievales de Europa Occidental, en estas ferias se iniciaron las transacciones de títulos de valores mobiliarios.

La palabra «Bolsa» para definir este tipo de reuniones tiene su origen en la ciudad de Brujas (Bélgica) al final del siglo XVI, los comerciantes se solían reunir para llevar a cabo sus negocios en un local que era propiedad de Van der Bursen. El apellido del anfitrión tuvo la culpa de tan singular nombre.

Su denominación en inglés, «stock market«, tiene en cambio unos origenes algo más confusos. Probablemente proviene del nombre de cierto mercado londinense de pescados y carnes del siglo XV , el llamado Stock Exchange, llamado así debido a que se había construido en un sitio donde habían estado un par de pilotes que se utilizaban para castigar a los ofensores (had stoode a payre of stocks for a punishment of offenders).

Tampoco se sabe con exactitud de dónde vienen las palabras «stock» (en español acciones) y «bonds» (en español bonos) pero las raíces etimológicas de las mismas parecen provenir de objetos físicos. Stock proviene del antiguo inglés «stocc», que significa tronco de árbol, y «bond» proviene del significado unir. Existe una teoría que explica que para dejar constancia de la participación en una empresa, se tomaba un garrote o palo y se le hacían muescas por cada parte que le perteneciera.

En 1460 se creó la bolsa de Amberes, primera institución bursátil de la modernidad. En 1570 se creó la bolsa de Londres y en 1595 la de Lyon. La bolsa de Nueva York nació en 1792 y la de París en 1794. La de Madrid se reconoció oficialmente en 1831. Luego siguieron Bilbao (1890), Barcelona (1915) y Valencia (1980).

May 8, 2007

– La moneda: economía y cultura

Posted in - Detalles curiosos en torno a la inversión a 8:34 am por Miguel Ángel Torres González

Para comerciar, para redimir pecados, para pagar rescates, para delinquir… Las monedas no sólo han sido -y son- el habitual instrumento aceptado como unidad de cuenta, medida de valor y medio de pago, sino que, además, son un estupendo testimonio de las peculiaridades económicas, políticas, religiosas y estéticas de la época y de la cultura a la que pertenecen.

Los monarcas eran los encargados de controlar la emisión y diseño de la moneda, que a menudo plasmaba con la imagen iconográfica el mensaje propagandístico, político o religioso que interesaba difundir entre el pueblo. Sin embargo, cuando convenía, la iconografía se ponía al servicio del marketing (una disciplina tan antigua como la humanidad) para adaptarla a los intereses económicos. Así, por ejemplo, cuando a los cristianos les interesó establecer relaciones comerciales con los musulmanes acuñaron monedas que copiaban su escritura, símbolos y motivos, y así evitaron ser rechazados.

La simbología, no obstante, no atendía solo a la cultura, sino también a los territorios que formaban parte de una misma cultura. Por ejemplo, si un día está de suerte y se encuentra enterrada una moneda con una flor grabada ha de saber que ha encontrado seguramente una moneda medieval de Florencia. Y si en lugar de una flor lleva dibujada una puerta, es muy probable que se trate de un hallazgo procedente de Génova.

Los grabados adquirieron tanta importancia que en diversos reinos se puso de moda copiar los diseños de algunas de las monedas más prestigiosas del Mediterráneo: el gran tornés francés, el florín de Florencia y el ducado de Venecia. Réplicas casi exactas empezaron a proliferar por todas partes como moneda oficial de reino.

Por aquella época las monedas eran fabricadas a golpe de martillo sobre unos cuños, un tipo de troquel cuyo extremo tenía dibujado aquello que se quería marcar en la moneda. El dibujo, escudo, inicial o rostro grabado era decisión del monarca, que con un decreto monetario especificaba el contenido e incluía un boceto.

A veces, sin embargo, en el territorio escaseaban las minas para obtener el mineral con que se acuñaban las monedas y la solución que aplicaban era la fundición de objetos de plata o de oro, como candelabros, para obtener la materia prima necesaria.

Aún así, la historia ha demostrado que la falta de minerales y materiales no ha frenado el protagonismo de la moneda en el comercio y vida cotidiana de las personas. Ni de su uso fraudulento. Ya en la Edad Media era común la falsificación del dinero y durante muchos siglos fue habitual recortar los bordes de las monedas para después vender los trocitos de plata o de oro. Aunque se arriesgaban a ser condenados a muerte, la práctica llegó a ser tan extendida que obligó a los reinados de algunas épocas a idear sistemas para combatirla, como es el caso de la balanza de monedas para confirmar la autenticidad a través del peso.

Por cierto para los grandes cálculos (y a falta de las máquinas que tanto nos han simplificado la vida) se utilizaba el sistema del ábaco, ya fuera en una cuadrícula de papel (ayudados de semillas o piedras), o bien con los jetones, que eran fichas parecidas a las monedas, tanto, que los falsificadores las bañaban en oro o plata para hacerlas pasar por dinero. Sin duda un tema interesante para otra ocasión.

abril 30, 2007

– Cuánto más se puede ganar en la bolsa

Posted in - Detalles curiosos en torno a la inversión, - Extracto del día a 7:32 am por Miguel Ángel Torres González

Si nos basamos en las rentabilidades históricas, no hay duda, la bolsa gana por goleada a la renta fija, hasta el punto de que, tomando datos de la bolsa americana, el rendimiento bursátil supera en un 8% anual acumulativo a los bonos si consideramos los últimos 60 años. Incluso, si consideramos desde 1926, con los desplomes de la gran depresión de 1929, el saldo sería el mismo.

La diferencia es más palpable si consideramos lo que tendríamos hoy de haber invertido un dólar en 1926 en bolsa, y otro dólar en pagarés del tesoro americano. El dólar invertido en bolsa se habría convertido en más de 2.500 $ nominales, y en algo más de 250 $ reales descontando el efecto de la inflación. El dólar en pagarés serían hoy 16 $ nominales, y sólo 1,70 dólares reales.

¿Quién renuncia voluntariamente si no es influido por la aversión al riesgo, a multiplicar sus ahorros por más de 100 a lo largo de 80 años?. Por supuesto, nadie vive tanto tiempo para invertir y esperar 80 años para gastar, pero tenemos que ir a series de tiempo tan largas para dar más solidez a la experiencia existente.

En plazos más cortos, y si se invierte en bolsa cuando está en el pico máximo de un ciclo se puede estar en pérdidas varios años (el ejemplo de la bolsa Japonesa es el más cercano, pues vale ahora aproximadamente la mitad que hace 15 años).

En resumen: ¿Invertir en bolsa? Decididamente sí, pero haciéndolo escalonadamente o evitando los picos de ciclo alcista. Eso sí, diversificando, invirtiendo en empresas de valor y siendo pacientes. La recompensa merecerá la pena.

¿Es buen momento ahora? Probablemente no, cuatro años de subida cansan, y aunque por multiplicadores (ratio PER) la bolsa no parece cara debido a que los beneficios de las empresas han crecido de forma paralela a las cotizaciones, la tortilla se puede dar la vuelta en cualquier momento.